viernes, 18 de mayo de 2007

La madre


A mitad de la semana pasada el enano vino de la escuela con una lista de materiales como deberes.


Papeles, gomas, colores, que debían llevar todos el día siguiente; al parecer el único exceptuado de esa obligación era él.


- Por qué vos no enano ?
- Porque vamos a hacer un regalo del Día de la Madre y la maestra me dijo que si no quería no lo hiciera.
- Y que querés hacer ?
- Quiero hacerlo igual.

El año anterior el día de la madre no existió, ni en casa ni en la escuela, pero éste año ya había pasado tiempo más que prudencial como para no seguir eludiendo el tema.

El jueves salió de clase con el regalo en la mano, y antes de saludar ya me lo estaba extendiendo.
Una tarjeta amarilla de unos 12x12 cm llena de dibujos de colores, y un papelito blanco más pequeño pegado que decía "Querido Papá".
"Muy linda enano", le dije, mientras la guardaba e intentaba seguir hablando con mi hermano que a esa altura tenía a mis tres sobrinos hablándole todos a la vez.

Una vez solos, mientras caminábamos a casa comenzó a mirarme insistente.


- y te gustó ?
- sí enano, muy linda
- cómo sabés si no la abriste ?
- no me dí cuenta que se abría..


... inmediatamente eché mano al bolsillo buscándola, y ví entonces que aquel papelito blanco que decía Querido Papá estaba plegado.
Lo abrí, lo leí, lo cerré y seguí caminando, "muy lindo, me gustó mucho, gracias", fue lo único que pude decir.

Durante el fin de semana la tuve en la mesa, al lado de la computadora y volví a leer aquellas dos líneas una y otra vez, con una sensación interna muy contradictoria:

Te quiero Papá.
Sos genial y sos el mejor papá que se podría tener.


En el fondo hubiera deseado no recibir nunca un regalo del día de la madre, por bonito que fuera.
Debería ser ella y no yo la que llorara al leerlo, al menos ella lo haría por felicidad.