No te mueras nunca Goyo !!!
Un día como hoy, 27 de junio, pero de hace 34 años, en 1973, el hasta entonces presidente Juan María Bordaberry, con el apoyo de las fuerzas armadas disolvía las cámaras legislativas.
A la derecha puede apreciarse mi foto preferida del individuo encargado de tan honorable misión, comenzar una dictadura que se extendería formalmente hasta el 1 de marzo de 1985.
Hay múltiples artículos serios y rigurosos sobre éstos hechos, también hay otros que pretenden serlo sin lograrlo. Yo no pretendo nada, sólo recordar.
Yo tenía por entonces 5 años y poco o nada comprendía.
Fueron unos años de mierda obviamente, pero mi comprensión de lo que ocurría era mínima.
Recuerdo los comunicados por la tele, las listas interminables de fotos de requeridos con aquella marcha militar al comienzo y al fin de los avisos.
Recuerdo a mi madre chistándonos para que la dejáramos escuchar los nombres que allí aparecían, yo ignoraba con que interés.
Recuerdo la noche en que mi viejo volvió a casa con la noticia de que lo habían destituído de facultad, recuerdo que yo no podía entender por qué le habrían echado, posiblemente por hacer algo mal, recuerdo haber pensado "y ahora de qué vamos a vivir ?".
Recuerdo las inscripciones en los muros que nadie me explicaba que querían decir.
Recuerdo a mis viejos quemando decenas y decenas de libros y papeles en el fondo de la casa de mi abuela.
Recuerdo las miradas de reojo de mis viejos por aquel compañero y amigo de escuela que era nieto de un general bastante conocido y que me decía que a ver si yo sabía que era el Frente Amplio, que le preguntara a mis viejos.
Después recuerdo haber comenzado a entender algunas cosas.
Recuerdo las clases de Educación Moral y Cívica, recuerdo a aquel profesor de filosofía que se llamaba Dante y que renunció "para no seguir mintiendole a los gurises".
Recuerdo los cassettes con voces de gente que yo no sabía quién era, recuerdo los discos que había que escuchar bajo porque estaban prohibidos.
Recuerdo el plebiscito para reformar la constitución, y recuerdo que había que votar que NO aunque no salía en ningún lado eso.
Recuerdo a Aparicio Méndez, a Medina, a Rapella, y a tanta basura.
Pero a quien más recuerdo es al Goyo Alvarez, y es al Goyo que va dedicado éste post.
Quiero desearle muchos años de vida.
Me encanta ver como sigue por allí, sin que nadie se digne a gastar una bala en él.
Me encanta que tenga que ir frente a un juez por las buenas o por las malas.
Me encanta que se ponga nervioso, me encanta su malhumor prepotente cuando los periodistas le preguntan algo.
Me parece gradioso ver cómo se encrespa extrañando aquellos tiempos en que él decidía quien vivía y quien moría, quién podía pensar que cosas y quién no, quién podía trabajar y quién no, quién iba a ver sus hijos crecer y quién no.
Me encanta ver su impotencia.
Me encanta que se desmaye frente al juez, que se "indisponga", que se maree, que se enferme, pero que no se muera, no quiero quedarme sin espectáculo.
Me encanta ver como toda esa pedantería y valentía se hacen humo sin el peso del poder en los pantalones.
Ojalá viva muchos años más.
Ojalá vea a muchos jueces más, ojalá trate de escaparse como una rata de lo inevitable buscando excusas, inventándose enfermedades, muriéndose del susto y de rabia porque le hagan ésto a él, justamente a él.
Me encanta que no vaya a aparecer flotando en el Río de la Plata con un balazo en la nuca.
Ojalá tenga por delante años y años de buena salud.
Hasta el año que viene, y... ¡no te mueras nunca Goyo!
A la derecha puede apreciarse mi foto preferida del individuo encargado de tan honorable misión, comenzar una dictadura que se extendería formalmente hasta el 1 de marzo de 1985.
Hay múltiples artículos serios y rigurosos sobre éstos hechos, también hay otros que pretenden serlo sin lograrlo. Yo no pretendo nada, sólo recordar.
Yo tenía por entonces 5 años y poco o nada comprendía.
Fueron unos años de mierda obviamente, pero mi comprensión de lo que ocurría era mínima.
Recuerdo los comunicados por la tele, las listas interminables de fotos de requeridos con aquella marcha militar al comienzo y al fin de los avisos.
Recuerdo a mi madre chistándonos para que la dejáramos escuchar los nombres que allí aparecían, yo ignoraba con que interés.
Recuerdo la noche en que mi viejo volvió a casa con la noticia de que lo habían destituído de facultad, recuerdo que yo no podía entender por qué le habrían echado, posiblemente por hacer algo mal, recuerdo haber pensado "y ahora de qué vamos a vivir ?".
Recuerdo las inscripciones en los muros que nadie me explicaba que querían decir.
Recuerdo a mis viejos quemando decenas y decenas de libros y papeles en el fondo de la casa de mi abuela.
Recuerdo las miradas de reojo de mis viejos por aquel compañero y amigo de escuela que era nieto de un general bastante conocido y que me decía que a ver si yo sabía que era el Frente Amplio, que le preguntara a mis viejos.
Después recuerdo haber comenzado a entender algunas cosas.
Recuerdo las clases de Educación Moral y Cívica, recuerdo a aquel profesor de filosofía que se llamaba Dante y que renunció "para no seguir mintiendole a los gurises".
Recuerdo los cassettes con voces de gente que yo no sabía quién era, recuerdo los discos que había que escuchar bajo porque estaban prohibidos.
Recuerdo el plebiscito para reformar la constitución, y recuerdo que había que votar que NO aunque no salía en ningún lado eso.
Recuerdo a Aparicio Méndez, a Medina, a Rapella, y a tanta basura.
Pero a quien más recuerdo es al Goyo Alvarez, y es al Goyo que va dedicado éste post.
Quiero desearle muchos años de vida.
Me encanta ver como sigue por allí, sin que nadie se digne a gastar una bala en él.
Me encanta que tenga que ir frente a un juez por las buenas o por las malas.
Me encanta que se ponga nervioso, me encanta su malhumor prepotente cuando los periodistas le preguntan algo.
Me parece gradioso ver cómo se encrespa extrañando aquellos tiempos en que él decidía quien vivía y quien moría, quién podía pensar que cosas y quién no, quién podía trabajar y quién no, quién iba a ver sus hijos crecer y quién no.
Me encanta ver su impotencia.
Me encanta que se desmaye frente al juez, que se "indisponga", que se maree, que se enferme, pero que no se muera, no quiero quedarme sin espectáculo.
Me encanta ver como toda esa pedantería y valentía se hacen humo sin el peso del poder en los pantalones.
Ojalá viva muchos años más.
Ojalá vea a muchos jueces más, ojalá trate de escaparse como una rata de lo inevitable buscando excusas, inventándose enfermedades, muriéndose del susto y de rabia porque le hagan ésto a él, justamente a él.
Me encanta que no vaya a aparecer flotando en el Río de la Plata con un balazo en la nuca.
Ojalá tenga por delante años y años de buena salud.
Hasta el año que viene, y... ¡no te mueras nunca Goyo!