Cumplemes
Hace un mes que no fumo.
A priori no habría apostado ni un peso a que pudiera conseguirlo, pero día por día, y de a uno por vez, llegué hasta aquí.
No ha sido sencillo, aún no logro que los días fluyan con naturalidad.
Me despierto a mitad de la noche tanteando la mesa de luz en búsqueda del paquete, ésta madrugada sin ir más lejos, a las 3 y media me tenía desvelado pensando si encender la tele o no para distraerme, y extrañando el cigarrito de antes de dormir.
El cigarrillo del desayuno y el de después de la cena se me hacen necesarios hasta ahora.
Aún debo esforzarme pensando que hoy no, que si llegué hasta acá puedo bancar un día más.
En el proceso he perdido casi por completo la capacidad de concentración, que por cierto, nunca ha sido uno de mis puntos fuertes.
Me he puesto más dormilón, y aunque me despierto muchas veces, siento que necesito más tiempo de descanso; supongo que será una forma de pasar menos tiempo de vigilia pensando en encender un pucho.
He acabado con mis a duras penas mantenidas uñas de la mano derecha.
Hacía un año que no me comía las uñas de esa mano, en la otra tendría que revisar si me quedan dedos.
En fin, ya les llegará su momento, si no regreso al tabaco me concentraré en ellas algún día.
Pero por sobre todas las cosas... estoy comiendo como un energúmeno.
Si hay un problema que nunca tuve es el del sobrepeso, es más, alguna vez había intentado aumentar sin éxito en atención a mi exagerada altura; ya que no podía ser más bajo quería ser al menos un poco más ancho.
Pero bueno, comienzo a alegrarme de ser tan flaco, porque de lo contrario estaría evaluando seriamente volver al tabaco.
Nunca en mi vida había superado los 79 quilos, que es mi máximo histórico, y ahora estoy en 87.
Nunca me había pasado de agitarme al intentar atarme los cordones de los zapatos, esto me hace sentir hasta ridículo, porque básicamente sigo siendo un flaco. Pero el cuerpo a su manera me avisa que no está acostumbrado a éste peso.
Supongo que en algún momento dejaré de ganar peso y de sentirme hinchado.
A los que me dieron y dan ánimos gracias.
Por momentos lograron hacerme sentir gestor de una hazaña casi épica, aún cuando en realidad pretendo apenas ser un poco menos estúpido.
Mi próxima meta, un mes y un día.
Salud.
A priori no habría apostado ni un peso a que pudiera conseguirlo, pero día por día, y de a uno por vez, llegué hasta aquí.
No ha sido sencillo, aún no logro que los días fluyan con naturalidad.
Me despierto a mitad de la noche tanteando la mesa de luz en búsqueda del paquete, ésta madrugada sin ir más lejos, a las 3 y media me tenía desvelado pensando si encender la tele o no para distraerme, y extrañando el cigarrito de antes de dormir.
El cigarrillo del desayuno y el de después de la cena se me hacen necesarios hasta ahora.
Aún debo esforzarme pensando que hoy no, que si llegué hasta acá puedo bancar un día más.
En el proceso he perdido casi por completo la capacidad de concentración, que por cierto, nunca ha sido uno de mis puntos fuertes.
Me he puesto más dormilón, y aunque me despierto muchas veces, siento que necesito más tiempo de descanso; supongo que será una forma de pasar menos tiempo de vigilia pensando en encender un pucho.
He acabado con mis a duras penas mantenidas uñas de la mano derecha.
Hacía un año que no me comía las uñas de esa mano, en la otra tendría que revisar si me quedan dedos.
En fin, ya les llegará su momento, si no regreso al tabaco me concentraré en ellas algún día.
Pero por sobre todas las cosas... estoy comiendo como un energúmeno.
Si hay un problema que nunca tuve es el del sobrepeso, es más, alguna vez había intentado aumentar sin éxito en atención a mi exagerada altura; ya que no podía ser más bajo quería ser al menos un poco más ancho.
Pero bueno, comienzo a alegrarme de ser tan flaco, porque de lo contrario estaría evaluando seriamente volver al tabaco.
Nunca en mi vida había superado los 79 quilos, que es mi máximo histórico, y ahora estoy en 87.
Nunca me había pasado de agitarme al intentar atarme los cordones de los zapatos, esto me hace sentir hasta ridículo, porque básicamente sigo siendo un flaco. Pero el cuerpo a su manera me avisa que no está acostumbrado a éste peso.
Supongo que en algún momento dejaré de ganar peso y de sentirme hinchado.
A los que me dieron y dan ánimos gracias.
Por momentos lograron hacerme sentir gestor de una hazaña casi épica, aún cuando en realidad pretendo apenas ser un poco menos estúpido.
Mi próxima meta, un mes y un día.
Salud.