martes, 2 de octubre de 2007

150 disparates


Acabo de caer en la cuenta que mi entrada anterior ha sido la número 150.
Eso viene a significar un promedio de una entrada cada dos días, o sea, una capacidad de escribir incongruencias muy superior a la que imaginaba tener a priori.

Repasando la
primera creo que me he mantenido bastante coherente, aunque resulte disparatado.
Esto pretendía ser más que nada un compendio de mis desventuras y divagues, y a la vista está, han sido muy numerosas, porque tengo más.

Muchas cosas han cambiado entre las primeras y las últimas entradas, cosas no tanto en el blog, sino en mi vida, en las cosas que siento.
Algunas posiblemente se reflejen aquí, y otras no, qué necesidad de ponerse demasiado descriptivo.

En un par de meses cumpliré mi primer año de blogger y me explayaré a piaccere sobre éstas cuestiones y otras.
Ahora sólo mencionar ésto, haber llegado a un número bastante redondo y bastante alto, que francamente nunca pensé que alcanzaría.

Como desde el principio voy a meter una canción.
Capaz que no tiene nada que ver con las 150 entradas, pero es la primera que puse en la barra del costado, y nunca la metí en una entrada, así que acá va.
Supongo que no se trata del mejor ejemplo que podría dar un vikingo cosaco del blog, pero me gusta, y me acompañó en algunos días jodidos, que ya es bastante, jeje ¡ hay que bancarme a mi en los días negros !.

Salú




Faro de Lisboa


Yo que recorro los mares y que palmo a palmo el mundo
de un confín a otro confín,
hoy tomo mi último rumbo desde mi cuerpo hasta el tuyo,
desde donde estoy a ti.

Tú que recorres Lisboa, y sus calles y sus fondas
con hombres de una sola vez,
tú serás mi último puerto para amarrarme a tu alma
y sólo yo vivir en él.

Faro que alumbras al mundo por encima de la tempestad,
devuélveme la esperanza y que brille mi estrella
pero no en soledad, oye mi voz, mi última oportunidad,
faro que alumbras al mundo, alumbra mi vida.

Fotos y cartas marchitas de cuando planes y sueños
aún vivían en su piel,
dos vidas en dos maletas, entre Lisboa y Madrid
en una estación de tren.

El se durmió para siempre con su billete en la mano
en un banco del andén
y ella se apagó de golpe, como se apaga una vela,
después del amanecer.

Faro que alumbras al mundo por encima de la tempestad,
devuélveme la esperanza y que brille mi estrella
pero no en soledad, oye mi voz, mi última oportunidad
faro que alumbras al mundo, alumbra mi vida.

Hoy reposan en silencio, uno siempre junto al otro
aunque en alma y papel,
por fin se unieron sus vidas volcando las dos maletas
sobre su mar a la vez.

Otra historia como tantas de amor y de mala suerte,
y de un destino traidor,
pero en el puerto en Lisboa cuando la luna te aplasta
alguien canta esta canción.

Faro que alumbras al mundo por encima de la tempestad
devuélveme la esperanza a y que brille mi estrella
pero no en soledad, oye mi voz, mi última oportunidad
faro que alumbras al mundo, alumbra mi vida


Revolver