viernes, 4 de abril de 2008

Piano, piano...

Llegué como cada día a buscar al enano a la escuela.
Como cada día, y salvo contadísimas excepciones en que medie algún problema, estoy allí unos 5 minutos antes de que el timbre de las 12 suene indicando la salida, y esta vez no fue diferente.

Es el tercer año que el enano va a esta escuela, y es la tercer directora que veo pasar por aquí.
Cada una al comenzar el año dió su discurso de bienvenida, donde suelen esbozar los que serán los principales focos de atención de su gestión al frente de la institución.
Me llamó la atención, por no decir que me molestó un poco, que la señora que ocupa el cargo este año, hiciera notorio hincapié en el tema de la puntualidad. Excesivo énfasis a mi entender.

Me parece muy bien que los niños se acostumbren a respetar los tiempos ajenos, de sus maestras, de sus compañeros, hasta los de ellos mismos.
Me parece razonable que la escuela, en su rol socializador, trasmita esos valores, tus tiempos valen, los tiempos de los demás valen, y hacer respetar ese precepto.
De allí a abordarlo como casi tema central de la labor educativa... se me hace al menos discutible.

Bueno, estaba diciendo que llegué 5 minutos antes que sonara el timbre, pero no mencioné que el timbre... no sonó.
No sonó a las 12, ni a las 12:05, ni a las 12:10, y yo allí esperando, con mi hermano que a su vez esperaba a mis tres sobrinos.
Y nadie salía, hasta que abrieron la puerta y algunos padres comenzaron a entrar, al tiempo que veo salir rápidamente a la maestra de mi hijo, pero no a él ni sus compañeros.
Así que, dudando, también entramos.
Personalmente sólo entro a la escuela cuando hay un acto, una reunión de padres, o con la maestra, o alguna otra actividad excepcional.
Nada de ésto había sido comunicado, era un día "normal".

Al entrar pudimos ver a todos los niños sentados en el patio, mientras un flaco tocaba el piano.
No, no tocaba el himno, ni alguna canción escolar, no.
Tocaba lo que podríamos llamar un medley de temas famosos de antaño, "When a man loves a woman", "Georgia on my mind", yo que sé, una onda muy piola para la medianoche con buena compañía, a media luz, y con unos tragos de buen octanaje en algún boliche.
Pero ta, yo que sé... a 10 minutos de cumplida la hora de salida, y con la directora en el medio del patio corriendo de un lado a otro, y haciéndole "sssshhhhhhh!!!" a los emboladísimos pendejos, como que no, creo yo.

Con mi hermano nos mirábamos tratando de descifrar en la cara del otro alguna pista onda... "yo ya sabía que había concierto de piano hoy", pero no, estábamos ambos en ascuas.
Cerca de 12:20 salieron al fin, cuando acabó aquella suerte de monólogo musical, y le pregunté al enano qué fue eso.
- "Uno que tocaba el piano", me dijo el gordo.
- pero por qué, enano, era fiesta o algo ?
- no, no, era para que lo disfrutáramos me parece
- ahhh, y por que no lo disfrutaron en hora de clase y no hasta casi 20 minutos después de la salida ?
- no sé, me contestó, creo que iba a ser temprano pero se atrasó el que tocaba el piano
- ok enano, si algún día llegamos tarde y te dicen algo, les decís que en casa había un pianista y se nos hizo tarde disfrutando.


Habría jurado que esta señora era la misma que en su discurso de bienvenida nos lanzó una severa advertencia sobre la puntualidad y los horarios...
Será que sólo los tiempos de los docentes son importantes ?
Será que la puntualidad es importante una vez sí una vez no ?
Será que la presencia de ese pianista era una oportunidad única e irrepetible de gozar de primera mano de un groso de los teclados ?
Juro que no era Chick Corea, de hecho ni siquiera el gordo Frade, apenas un flaco que tocaba el piano.

En mi casa se escucha música el día entero.
Si la directora quiere cultuvar musicalmente a mi hijo, me parece perfecto, tiene 4 horas al día para ello, y si no le alcanzaran, me envía un papelito comunicándome que lo hará fuera de horario escolar y yo encantadísimo de la vida le firmo un permiso.
Sería una buena forma de respetar mis tiempos, como el de tantos otros padres, que seguramente en muchos casos, pasan a buscar a sus hijos camino del trabajo u otras obligaciones.

Como mensaje, no acaba de quedarme claro cuál es la enseñanza para los críos, supongo que se trata de incoherencia lisa y llana.
No quiero pensar que la enseñanza es que los de abajo cumplen las reglas y los de arriba se las pasan por el culo.


Sigo con las canciones viejitas de grupos españoles de los ochentas, sigo con La Frontera, esta vez es "Judas el miserable".
Por qué ?... naaa por nada, ni siquiera por el pianista que hace el solo a mitad de la canción, no se parece en nada al flaco del otro día, pobrecillo. Ya quisiera.