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sábado, 15 de diciembre de 2007

200 entradas y sin capucha

Ésta es la entrada 200.
Así en honor al número redondo, y a que en dos días se cumplirá un año de blog, anduve hoy pensando qué escribir.

No ando muy inspirado, otras cosas que han ocupado mi mente.
Que el enano ayer terminó las clases y le dieron el carné (pasó con SteMB a cuarto), o que anduve formateando la máquina (según mis cálculos llevaba casi 3 años sin hacerlo y llevo desde ayer reinstalando cosas)
Nada que pudiera tener demasiado que ver con las 200 entradas en el blog.

Así que metí unas músicas en la lista de reproducción y salí afuera un rato a tomar aire.
Salí buscando algún tema sobre el que postear, y como tantas veces por ahí apareció una canción que me dió una excusa.
Venía tranqui la nochecita, y entre Djavan, Caetano Veloso, Luis Eduardo Aute, y algunos más, salió Pedro Guerra a darme letra.
La canción es "El circo de la realidad"



Venía pensando que normalmente escribo sobre mí, sobre cosas que me pasan, no hago literatura.
No tengo capacidad ni imaginación para crear personajes inventados, y ubicarlos en situaciones inventadas (quizás en todo el blog hayan un par de excepciones).
Ya quisiera, pero no puedo.

Y entonces empezó esa canción, que ciertamente no habla de blogs, pero bien podría.
Y se me ocurrió que quien lee ésto no sabe si es cierto o no, si se trata de un personaje total o parcialmente inventado el que suele ser objeto de las entradas de éste blog.
Esas cosas que digo...son reales ?, estoy solo hoy o tengo la casa llena de gente a los gritos ?
Tengo 40 años ? soy viudo ?, tengo un hijo ?
Soy hombre o mujer ?, soy flaco, alto, heterosexual ?
Vivo en Atlántida ? dice eso mi IP si es que alguien la vió ?
Alguien puede dar fe de éstas cosas o son literatura ?

Quizás sean la creación de alguien con un poco de imaginación, o ni eso, alguien que simplemente inventó un personaje recortando y pegando pedazos de vida propia y ajena hasta crear un "monstruo de Frankenstein" virtual.
Quién sabe si ésto es cierto ? quien ? ahhh quizás otro blogger pueda asegurar que me conoce...
O quizás también sea otra creación, otro personaje que interactúa con éste, otro producto de alguna mente con demasiado tiempo libre.
Qué certezas tenemos sobre lo que es real o no ?

Está siempre claro quién está componiendo un personaje y quién no ?
Yo alguna vez critiqué a un amigo que escribe en un blog, diciéndole que sus opiniones, sobre todo políticas, no se parecen demasiado a él "en persona", fuera de la web.
Él me respondió que ese era un personaje, un provocador, una voz para decir cosas, aunque no se parecieran a él.
Y seguramente es tan válido como quien intenta ser siempre él mismo.

Todo es posible.
Conozco en persona a poca gente con quien me haya relacionado también virtualmente.
De muchos no sé si son iguales o no, otros creo que sí, que son al menos parecidos, pero... algunos no, definitivamente no, ni siquiera físicamente.
No es sencillo saber quién es quién, ni cuál es la realidad.

Supongo que en el fondo son las reglas del juego, y lo mejor es no creer del todo en ningún personaje hasta no verle cara a cara.
Aquí es posible dar una imagen ficcionada sobre nosotros mismos, una imagen inexacta de nuestro yo exterior e interior.
Al menos por un tiempo...

Yo... tengo que confesar algo, de una vez por todas, yo... no soy como el de mi avatar.
Ya era hora de tener ésta arranque de honestidad, y lo hago al sumar los 200 post, no tengo ojos rojos y jamás voy de capucha.
Posiblemente los demás son como sus avatares... yo no.
Ahí está, lo dije, ya me siento mejor!


miércoles, 18 de julio de 2007

3 perfumes

Esta mañana empezó con 3 perfumes por demás agradables.
El primero el del café recién colado; no siempre tomo conciencia de que la casa huele a café a la mañana, hoy sí.
El segundo, el de la madera quemándose en las estufas. Sobrevivieron a la noche, sólo fué cuestión de avivarlas al despertar, cosa que hice como a las 6 am.
Iba a levantarme, pero no pude resistir la tentación de meterme de nuevo a la cama a mirar el fuego.
La cosa es que quedó un leve olor a eucaliptus que combina muy bien con el café.
Y si faltaba algo, por las ventanas se cuela el aroma al césped recién cortado.

Comienzo a sentirme algo hedonista el día de hoy.

Para los tres perfumes una canción medio franela que se me pegó desde ayer, de Pedro Guerra, y la canta él con Silvio Rodríguez, Niña.

Pff, silencio plis, ahi va...



Niña


Quizá te busquen
porque naciste
quizá te midan por mujer.
Quizá te acosen
porque creciste
quizá te odien por mujer.

Pero no dejes
de ser la niña
que abraza todo lo que hay en si.
Pero no dejes
de ver el mundo
como un espacio por compartir.

Quizá te insulten
quizá no nazcas
quizá te anulen por mujer.
Quizá no llegues
a ser tú misma
quizá te empujen por mujer.


Pedro Guerra & Silvio Rodríguez

lunes, 16 de julio de 2007

Solo el mar es igual

Ayer de tarde el sol alivió un poco el frío fenomenal de éstos días y nos dejó salir a caminar un rato.
Mi hijo comenzó a hacerme preguntas sobre cómo eran las cosas antes, y así comenzamos hablando de dibujitos y terminé divagando sobre lo que ha cambiado Atlántida desde que la conozco.


La RamblaComencé a venir a pasar los veranos cuando tenía 7 u 8 años, ya hace más de treinta.
El viaje desde Montevideo se me hacía eterno, aunque probablemente eso se debía más a la impaciencia infantil que a la velocidad de los autos o el estado de las carreteras, que han mejorado pero no de manera dramática.
Otras cosas sí han cambiado, quizás la más notable es el paisaje carretero, donde recuerdo que veía hasta vacas; sin dudas de aquel paisaje casi rural no queda nada.

El balneario en sí era mucho más chico, la cantidad de terrenos vacíos era mayor a la de los que estaban construídos (excepto en el centro), y eso daba una cantidad casi ilimitada de espacio para jugar. Nuestra área de juegos se extendía a varias manzanas a la redonda.

La rambla se extendía desde la mansa al Piedra Lisa, a el Aguila no se podía llegar en auto, de hecho no estaba urbanizado y aún estaba el alambrado del campo.
Había que ir por la playa o entre los pinares, y aún se conservaba la "proa" que años después se desmoronaría.

El puentecito del Golf ParkAún no existía la horrible torre de Antel que ahora parece casi un ícono del balneario, ni el inmoral y eternamente inacabado edificio Portofino; el supermercado no era Disco y quedaba en el centro.
No era La Pasiva, sino La Fontaine, y pasábamos en bicicleta por el puentecito del Golf Palace que ahora está en un estado de deterioro que ni a pie nos animaríamos.

Allí detrás iríamos a bailar más de grandes a Manía, aunque también estuvo Project alguna vez, que cambió de local infinitas veces.

El cine estaba frente a la plaza, habían dos casinos ya que aún existía el de AGADU, y se podía jugar al fútbol en la calle durante horas sin que ningún auto interrumpiera el partido.

La playa Mansa tenía bastante más arena, y con mi viejo podíamos caminar hasta el "muelle" de Parque del Plata, donde se concentraban los pescadores de ese balneario.
El Rex funcionaba como hotel, para encender la estufa bastaba con salir a juntar leña durante 20 minutos y nadie vendía piñas en bolsas.

Lo que no cambia, como dice la canción, es el mar, y quizás uno de los atardeceres más hermosos del mundo, al menos del mundo que yo conozco. Atardecer en la Mansa
Según me han dicho, cuando estuvo por aquí filmando Miami Vice, Colin Farrell dijo algo parecido, ojalá casi nadie haya escuchado.

Manteniendo la mala costumbre de imitar a Dolina ilustrando los dichos con alguna canción, viene al caso recurrir entonces al canario Pedro Guerra, que no es de Canelones sino de Canarias aunque merezca ser de aquí.
La canción, Menguante, quizás apropiada para escuchar alguna tardecita de éstas en la mansa.




Menguante


El banco de mármol, la plaza, el velero;
cañones por banda… la casa, el colegio,
el uno en la espalda del breve portero…
ya nada es lo mismo.
Menguaron. Pequeños.

El patio, las flores, el invernadero,
los verdes limones que da el limonero,
la lluvia golpeando el temor de mis sueños…
ya nada es lo mismo.
Menguaron. Pequeños.

Sólo el mar es igual,
profundo y azul:
más grande que yo,
más grande que tú.

La piedra que enjuaga el jersey del invierno,
mis botas de barro, mi espada, mis besos,
la Iglesia espiando el calor de mis juegos…
ya nada es lo mismo.
Menguaron. Pequeños.

El arco que carga el rosal desde el suelo,
la calle que ayer era un campo desierto,
la luz del otoño arañando el espejo…
ya nada es lo mismo.
Menguaron. Pequeños.

Sólo el mar es igual,
profundo y azul:
más grande que yo,
más grande que tú.


Pedro Guerra