domingo, 7 de enero de 2007

Méritos y merecimientos



Cuando se trata de usted
yo me quedo sin palabras,
¡ay mi vieja timidez!
que se agazapa en el habla;
cuando se trata de usted,
brisa, canoa del aire
que se lleva mi canción
hecha un silbido que viaja.

Cuando me quedo sin voz
frente a sus ojos que esperan
no hago pie con mi pudor
y me sumerjo en la niebla,
y por enésima vez
termino ahogado de miedo
en un lago de temor
que usted navega hechicera.

Al despertar del calor
que me producen sus ojos,
todavía está el marrón
marroneando mi contorno,
reproduciendo el color
de sombra color follaje
en este otoño sin sol
que abruma igual que los otros.

Hoy me detengo a pensar
si yo merezco el milagro
de escucharla respirar
alguna noche en mi cuarto,
reproduciendo el sabor
de aquellos sueños salvajes
en que soñándola a usted
yo revivía de a ratos.



Baldío