En boca cerrada
Me gustaría recordar para hacerle justicia a la fuente, dónde escuche aquello de: "el problema no es decir estupideces, el problema es decirlas con énfasis".
Tiene su cuota de razón, mal que bien todos alguna vez decimos cosas torpes o equivocadas con mayor o menor asiduidad.
Pero hay sujetos que las dicen adornadas por un tono de trascendentalismo, solemnidad, o pretendida sapiencia, que a la postre transforman una tontería en una burrada digna de recuerdo.
No pretendo aludir a los visionarios que arriesgaron pronósticos como que volar era imposible con cualquier artefacto mas pesado que el aire, o el que calculó el mercado potencial de computadores en quizás 5 ó 6 máquinas como máximo para todo el mundo.
Tampoco recordaremos al que dijo que con los Beatles no pasaba nada, ni al que profetizó que los aviones jamás tendrían aplicación militar.
Todos esos genios han pasado a la historia por sus grandes burradas y bien merecido lo tienen.
Pero los hay más modestos, el sabelotodo de familia, el que se la sabe lunga en el grupo de amigos, el informadísimo compañero de clase o de trabajo.
Nunca pasarán a la historia sus nombres, pero ayer recordando el viaje de arquitectura, al ver la foto que adjunto, vino a mi mente un episodio que merece por lo menos una mención.
Acabábamos de recibir la camioneta con la que recorreríamos Europa, saliendo de París, y regresando más de 5 meses después.
Se trataba de una Peugeot Boxer azul oscuro.
De los 8 integrantes 4 seríamos los "conductores titulares" por tener ya experiencia de algunos años, habían dos que no manejaban y dos que habían sacado la libreta de conducir para viajar, y lo harían, dada su inexperiencia, en caso de absoluta necesidad.
En la puerta del hotel (donde sacamos la foto), cargamos el equipaje, pusimos la bandera de Peñarol en la ventana de atrás, y nos aprestamos a salir.
Comenzaría conduciendo alguien de quien ya he hablado en la entrada titulada "Pollo Punk".
Lamentablemente antes de subir al vehículo decidió improvisar un didáctico speach...
- alguien ha manejado algo tan grande alguna vez ?, preguntó mirando la Peugeot con suficiencia
- no, contestamos todos más o menos a coro
- bueno les voy a explicar, dijo como si le hablara al seleccionado nacional de retardados mentales, es igual a cualquier auto, sólo que más largo. Saben cuál es el truco ?
- cuál ?, preguntamos embolados deseando arrancar de una buena vez
- el secreto es al doblar... dar las curvas bien abiertas, si cuidan eso van a ver que no hay problemas.
(Todo este petit discurso con cara de "no me aplaudan que no es pa' tanto" y cejas levantadas.)
Bueno, después de eso nos subimos a la camioneta ilusionados, arrancamos con nuestro experto en vehículos largos al volante, y en la primer esquina, la esquina del hotel, chocamos contra un auto estacionado al intentar doblar a la derecha.
Bajamos, miramos los daños (eran pocos), lo miramos a él con cara de algo que no era admiración, y salimos volando de París, no fuera que algo nos demorara el viaje.
Como es costumbre en éste blog, ilustraremos la entrada con alguna canción alusiva (o no) al tema.
En ésta ocasión se trata de uno de mis grupos preferidos de los 80s y 90s, Depeche Mode, y ya que la idea de éste post es invitar a los maximalistas y pomposos a ahorrar saliva, lo hacemos con "Enjoy The Silence", de "Violator", discazo de los DM salido en 1990.
Sin dudas la canción tiene connotaciones más interesantes en otros contextos, pero bueno, ésto no es más que una excusa para incluírla, como siempre.
Enjoy The Silence
Tiene su cuota de razón, mal que bien todos alguna vez decimos cosas torpes o equivocadas con mayor o menor asiduidad.
Pero hay sujetos que las dicen adornadas por un tono de trascendentalismo, solemnidad, o pretendida sapiencia, que a la postre transforman una tontería en una burrada digna de recuerdo.
No pretendo aludir a los visionarios que arriesgaron pronósticos como que volar era imposible con cualquier artefacto mas pesado que el aire, o el que calculó el mercado potencial de computadores en quizás 5 ó 6 máquinas como máximo para todo el mundo.
Tampoco recordaremos al que dijo que con los Beatles no pasaba nada, ni al que profetizó que los aviones jamás tendrían aplicación militar.
Todos esos genios han pasado a la historia por sus grandes burradas y bien merecido lo tienen.
Pero los hay más modestos, el sabelotodo de familia, el que se la sabe lunga en el grupo de amigos, el informadísimo compañero de clase o de trabajo.
Nunca pasarán a la historia sus nombres, pero ayer recordando el viaje de arquitectura, al ver la foto que adjunto, vino a mi mente un episodio que merece por lo menos una mención.
Acabábamos de recibir la camioneta con la que recorreríamos Europa, saliendo de París, y regresando más de 5 meses después.
Se trataba de una Peugeot Boxer azul oscuro.
De los 8 integrantes 4 seríamos los "conductores titulares" por tener ya experiencia de algunos años, habían dos que no manejaban y dos que habían sacado la libreta de conducir para viajar, y lo harían, dada su inexperiencia, en caso de absoluta necesidad.
En la puerta del hotel (donde sacamos la foto), cargamos el equipaje, pusimos la bandera de Peñarol en la ventana de atrás, y nos aprestamos a salir.
Comenzaría conduciendo alguien de quien ya he hablado en la entrada titulada "Pollo Punk".
Lamentablemente antes de subir al vehículo decidió improvisar un didáctico speach...
- alguien ha manejado algo tan grande alguna vez ?, preguntó mirando la Peugeot con suficiencia
- no, contestamos todos más o menos a coro
- bueno les voy a explicar, dijo como si le hablara al seleccionado nacional de retardados mentales, es igual a cualquier auto, sólo que más largo. Saben cuál es el truco ?
- cuál ?, preguntamos embolados deseando arrancar de una buena vez
- el secreto es al doblar... dar las curvas bien abiertas, si cuidan eso van a ver que no hay problemas.
(Todo este petit discurso con cara de "no me aplaudan que no es pa' tanto" y cejas levantadas.)
Bueno, después de eso nos subimos a la camioneta ilusionados, arrancamos con nuestro experto en vehículos largos al volante, y en la primer esquina, la esquina del hotel, chocamos contra un auto estacionado al intentar doblar a la derecha.
Bajamos, miramos los daños (eran pocos), lo miramos a él con cara de algo que no era admiración, y salimos volando de París, no fuera que algo nos demorara el viaje.
Como es costumbre en éste blog, ilustraremos la entrada con alguna canción alusiva (o no) al tema.
En ésta ocasión se trata de uno de mis grupos preferidos de los 80s y 90s, Depeche Mode, y ya que la idea de éste post es invitar a los maximalistas y pomposos a ahorrar saliva, lo hacemos con "Enjoy The Silence", de "Violator", discazo de los DM salido en 1990.
Sin dudas la canción tiene connotaciones más interesantes en otros contextos, pero bueno, ésto no es más que una excusa para incluírla, como siempre.
Enjoy The Silence
Words like violence
Break the silence
Come crashing in
Into my little world
Painful to me
Pierce right through me
Can't you understand
Oh my little girl
All I ever wanted
All I ever needed
Is here in my arms
Words are very unnecessary
They can only do harm
Vows are spoken
To be broken
Feelings are intense
Words are trivial
Pleasures remain
So does the pain
Words are meaningless
And forgettable
All I ever wanted
All I ever needed
Is here in my arms
Words are very unnecessary
They can only do harm
Depeche Mode